Hoy voy a ser breve, porque hay poco que decir. De Tadej Pogacar, el esloveno que con 22 años tiene ya dos victorias en el Tour, apenas nada. Todo se ha dicho ya, así que hablemos de Wout Van Aert, el hombre que seguro que levantó del sillón a Eddy Merckx con su victoria. Qué más podía soñar el campeonísimo belga que ver como el hombre que luce el maillot de campeón de su país no permitió que Mark Cavendish, al fin y al cabo, representante de un país de bárbaros en el ciclismo hasta hace muy poco, de quitara uno de esos récords legendarios que posee. El abrazo del auxiliar de Van Aert al ganador de la etapa fue el abrazo de Eddy Merckx y de toda Bélgica. No es que Cavendish pudiera mancillar el recuerdo del Caníbal, y menos en los Campos Elíseos, un lugar que el cinco veces ganador del Tour nunca atravesó en bicicleta, porque en todos los títulos que consiguió, la meta final se situaba en el velódromo de La Cipale, en Vincennes, pero ahora lo tendrá más difícil para superar la marca que ya igualó el ciclista de la Isla de Man. Gracias a Van Aert un ciclista que gana por tierra mar y aire, es decir, en todos los terrenos.
