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GIRO 1999

Pantani no cede el rosa

DECIMOCTAVA ETAPA Treviso-Treviso / 45 Km. (CRI)

Pantani, durante una contrarreloj.

JON RIVAS | Enviado especial

TREVISO (ITALIA).- Marco Pantani ha sentenciado el Giro en la crono, según parece. Sin ganarla. Siendo séptimo solamente. Dirían algunos que así se las ponían a Felipe II. Pero la verdad es que se las ha puesto él. Sale indemne de la prueba que más temía. Nadie puede con él. Es un campeón, sin duda. Llega con ventaja a su terreno. Se avecinan tres jornadas terroríficas y ahí está. Así que entre hoy y el sábado deberá confirmar su trono. Tiene, para ello, seis puertos de primera categoría de poner los pelos de punta a una cabra montesa.

Es la primera lectura de la etapa de ayer. Hay más. Por ejemplo: ¿ha nacido una estrella? ¿Será capaz Paolo Savoldelli de soportar el peso de la púrpura? Hace unos días, su victoria en Borgo San Dalmazzo parecía que se quedaba en anécdota. Pero el corredor de 26 años nacido en Rovetta, resiste. Y cómo.

Quedan tres días que serán un infierno, pero hay que pasarlo. Si el corredor del Saeco aguanta, demostrará que la crono que hizo ayer, sólo por detrás de Honchar (el ciclista antes llamado Gontchar), no es un fuego de artificio sino la consolidación de un corredor a una edad en la que se empieza a demostrar la madurez. El año pasado, en Trieste, perdió tres minutos en una contrarreloj similar. Le faltaba motivación, claro, pero también otras cosas que ha cultivado en el último año.

Otra lectura: la regularidad de Sergei Honchar en las jornadas de lucha individual. Demostró con su tiempo que siempre cumple su cometido. En Ancona le ganó Jalabert, pletórico por esas fechas. Ayer, nadie le hizo sombra, porque el francés entró en crisis.

No se le puede pedir más al ciclista de la ONCE. Hizo lo que pudo. Tenía oportunidad de vestirse de rosa otra vez. Salió con la tranquilidad del deber cumplido en un Giro magnífico para él, pase lo que pase desde hoy hasta el domingo. Tenía intención de disputar. Se asomó a la ventana desde su hotel y observó que hacía un buen día. Mucho calor. Magnífico. Después de recorrer el circuito con Manolo Saiz regresó al hotel para comer. Más tarde, hizo rodillo y se fue para la salida con su bicicleta de aluminio, de apenas nueve kilos de peso.

Pero no era su día. Salió y no progresaba como quería: <<No me he sentido cómodo. Prefiero contrarrelojes con cambios de ritmo».

Dos lecturas más: Clavero, regular, pierde un puesto: «Pero esto no se ha acabado», dice Jalabert. Jiménez, fatal, otra vez séptimo por detrás, pero sigue pensando en ganar una etapa.

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