Connect with us

Hi, what are you looking for?

CUESTA ABAJOCUESTA ABAJO

EL TOUR 2016

El acorazado Froome

El equipo Sky, subido a un camión de la II Guerra Mundial, en la presentación. / © ALEX BROADWAY / ASO.

JON RIVAS / Enviado especial / Saint Lô

La mirada azul, como el mar, del soldado veterano que saluda la tumba de su teniente en la escena de inicio y final de Salvad al soldado Ryan, se reproduce en el cementerio americano de la playa Omaha. Hay decenas de descendientes de aquellos valientes que rinden homenaje a sus muertos. Una piedra encima de los túmulos judíos; una rosa amarilla junto a las cruces cristianas. La hierba mojada amortigua aún más los pasos de los silenciosos visitantes que pasan casi de puntillas, por respeto. Poco más allá, apenas cinco kilómetros, Chris Froome, enjuto, sonriente, otra mirada azul como el mar, como la franja de su maillot, aparece por la puerta del autocar del Sky. Aunque las cosas han cambiado mucho en el ciclismo de los últimos años, está claro que abordar al campeón vigente del Tour es mucho más fácil que en los tiempos en que reinaba Armstrong, y que se retratan en The Program, la película sobre su carrera y su fraude, que se estrenó hace dos semanas. Froome no mira desconfiado; se para y posa junto a sus fans, que sólo son un puñado.

Después bromea con los mecánicos y sus compañeros de equipo. Le dice algo a Geraint Thomas; saluda a Mikel Nieve y espera a que salgan todos por delante para alcanzarlos después en la empinada rampa de salida del hotel, con su característica forma de pedalear que parece imposible pero no lo es. Unos minutos más tarde pasa junto al Memorial estadounidense. Los cicloturistas que han visitado las tumbas, le ven pasar con admiración.

«Está muy bien», comenta Mikel Landa, su compañero de equipo. «Es un tío legal, muy cercano y que tiene confianza en sus posibilidades», dice el corredor alavés, que tuvo que dejar el Giro y ha sido enrolado en el equipo para el Tour. «Creo que todos estamos bien, el recorrido le favorece y tiene mucha ambición».

Desde el bando de Nairo Quintana también ven a un Froome «con pocos puntos débiles», según los argumentos de Eusebio Unzue. «Es el ciclista que más vueltas ha ganado en los últimos años, y no se le conocen días malos. Ha sabido jugar siempre con la ventaja sobre el resto de sus rivales y apoyado en un equipo fantástico».

Para Greg Lemond, que reinó en el Tour antes de Indurain, «si Frome sigue estando motivado, tendrá opciones de ganar, pero el problema son los jóvenes ciclistas como Nairo Quintana, que vienen muy fuertes».

Los expertos hablan de un duelo entre Nairo Quintana y Chris Froome, el aspirante que ha sido dos veces segundo y el primer británico que puede sumar una triple corona en París. ¿Lo decantará el equipo? «Sky es un gran equipo con corredores muy fuertes», dice Contador, lo corroboran los demás, incluso el propio Froome. «No me falta nada en el equipo. En lo personal me siento en gran momento de forma. Salí muy contento del Dauphiné y estoy listo para luchar en el Tour».

Que empieza hoy, en el Mont-Saint-Michel, camino de Utah Beach, otra de las playas del desembarco, que fue desde las islas británicas, recuerden, el país que espera el tercer Tour de Froome.

Puede que en el Tinkoff no suceda lo mismo. Contador ya ha anunciado que se va. Firmará por dos años por otro equipo, posiblemente el Trek, y en este caso el patrón, Oleg Tinkoff, al que el ciclista madrileño puso por las nubes ayer mismo, posee un carácter ciclotímico. Es impaciente, a veces cambiante, capaz de permitir que un cruce de cables le haga modificar su opinión a media carrera y ordenar a Sagan que trabaje por objetivos distintos. En el Sky no pasará, salvo cataclismo de Froome; en el Tinkoff no es imposible que un detalle arruine la sintonía del equipo.

Todo puede pasar a partir de mañana, con la salida en el Mont Saint-Michel, con Contador, Froome, Quintana, Sagan y sus gregarios.

 

El Tour y el equipo

SAINT-LÔ. "Uno habría jurado que se trataba de una fiesta veneciana pues, de lejos, esos hombres parecían farolillos con sus abigarrados maillots". Lo que escribió Albert Londres hace 92 años sigue vigente. El reportero audaz de la prensa francesa, que murió en extrañas circunstancias, años después, en el incendio del paquebote Georges Philippar, atribuido a la mafia indochina sobre la que investigaba, captó enseguida la esencia de una carrera que desconocía, hasta su desembarco en 1924. Vio a un nutrido grupo de personas, montadas en bicicleta, con vistosos ropajes, dispuestos a dejarse la piel por llegar los primeros. No era ni es una fiesta veneciana. Bien lo descubrió Londres con el paso de los días, pero los ciclistas siguen pareciendo farolillos que iluminan las carreteras francesas. Tipos extraños que se juegan los pulmones en los ascensos y la vida en los descensos, y aun así se divierten. Peter Sagan, ayer, al lado de Contador, parecía un personaje elegido para interpretar a Jesucristo en una de esas pasiones vivientes de Semana Santa, pero no. Es uno de los mejores ciclistas del mundo, "el de más clase de los que yo he conocido", dice Contador, y que, sin embargo, se convertirá en un gregario a las órdenes de su líder: "Cuando pueda, voy a estar allí para ayudarlo". Sin embargo no será fácil la tarea de Sagan. Lo cuenta Charly Wegelius en su libro autobiográfico Domestique. El británico se preparó durante años para ayudar a sus líderes en el Mapei, el Liquigas o el Lotto. No es un trabajo fácil, aunque lo parezca, y tal vez en esa tarea se pueda buscar la grandeza o la debilidad de un líder como Contador. La pregunta es: ¿Tendrá el ciclista español un equipo tan compacto como Froome? El británico ha formado el Sky a su imagen y semejanza. Tal vez la única excepción sea la de Mikel Landa, retirado en el Giro, donde partía como jefe de filas, y reclutado a última hora para la causa. Puede que en el Tinkoff no suceda lo mismo. Contador ya ha anunciado que se va. Firmará por dos años por otro equipo, posiblemente el Trek, y en este caso el patrón, Oleg Tinkoff, al que el ciclista madrileño puso por las nubes ayer mismo, posee un carácter ciclotímico. Es impaciente, a veces cambiante, capaz de permitir que un cruce de cables le haga modificar su opinión a media carrera y ordenar a Sagan que trabaje por objetivos distintos. En el Sky no pasará, salvo cataclismo de Froome; en el Tinkoff no es imposible que un detalle arruine la sintonía del equipo. Todo puede pasar a partir de mañana, con la salida en el Mont Saint-Michel, con Contador, Froome, Quintana, Sagan y sus gregarios.

 

 

 

Advertisement

También le puede interesar