JON RIVAS | ENVIADO ESPECIAL
ESTORIL (PORTUGAL).- Se puso en marcha, y vaya marcha. A la primera, el pelotón se partió en pedazos. Ya avisaban los que sabían que esta no iba a ser una jornada plácida, un día para el reencuentro y los saludos entre viejos amigos que se ven de carrera en carrera. Ayer se podía ganar poco pero era una jornada propicia para que los despistados perdieran mucho. Si no en tiempo sí en moral y posibilidades de colocarse entre los mejores de cara a etapas más propicias.
Con estas premisas, quienes cuentan para el triunfo en Madrid estuvieron con los ojos propios y los de los compañeros de equipo, puestos en la carretera, para evitar sorpresas. Otros, que sólo buscan lucimientos parciales, como ganar una etapa o vestirse con algún maillot secundario, no guardaron tan bien las espaldas y así les fue. Como en el caso de Cipollini, por ejemplo. Ayer salió a la carretera con el culotte barriestrellado de las grandes ocasiones, pero se descolgó en el último puerto, como otros muchos, y luego no pudo enlazar. Hubo también quien puede achacar su deficiente resultado a la mala fortuna. Ese es José María Jiménez, una de las opciones serias de Banesto. A la primera, ¡zas! minuto y medio por una avería a diez kilómetros de la llegada, cuando los coches de los equipos estaban lejos.
Pero los importantes estuvieron en su sitio. Olano y compañía (la compañía se las trae porque se trata nada menos que de Jalabert, Rominger, Tonkov, Dufaux y el resto de la corte), no abandonaron la cabeza cuando la cosa se puso seria.
Y a esa seriedad contribuyó sobre todo Laurent Jalabert. El francés, líder del equipo de la ONCE por selección natural, tensó el grupo con cuatro tirones en la ascensión a Malveira da Serra. Siempre le respondió Olano. Cada vez que el tozudo corredor de Mazamet machacaba al pelotón a golpe de biela salía tras su rueda el guipuzcoano, que a tesón no le gana nadie. La ONCE está con ganas, como siempre, y se les nota.
A Olano también se le empieza a notar que viene con ganas, y empieza a analizar lo que ve en la carretera para sacar conclusiones: «Tienen mucho interés los de la ONCE. También el Festina ha demostrado en los últimos kilómetros que está interesado en la Vuelta. La batalla está servida». Lo está. Basta con observar a cámara lenta la llegada en el autódromo de Estoril, y el sprint de Laurent Jalabert, que trata de limar segundos, de bonificación o de lo que sea, ya desde el primer día. Al final, es una anécdota, se le colaron Michaelsen y el sorprendente Chiappucci, que a falta de montañas busca la sorpresa donde sea y rememora en sus últimos coletazos como profesional, los años mozos en los que era un especialista de las llegadas masivas.
Olano dice que el desenlace final de la carrera no es trascendente de cara a la general. Evidentemente no, pero el primer capítulo de la Vuelta sirvió para que cada cual destapara sus cartas. Quien gane en Madrid será el más fuerte, pero también el que más sude.
Más madera para la guerra
Más madera, es la guerra. El enfrentamiento entre la ONCE y el Banesto es cada vez más abierto. Cada día salta una chispa. Ayer se conoció la casi segura vuelta de Aitor Garmendia al Banesto, procedente de las filas del equipo que dirige Manolo Saiz.
El corredor no lo quiso confirmar, pero tampoco lo negó: «Hablaré de esto cuando termine la Vuelta a España». Pero su director, que en un principio prefirió no comentar nada, acabó enzarzándose dialécticamente con sus rivales, aunque sin nombrarlos. «El mismo Garmendia me dijo que tenía una oferta del Banesto», afirmó en un principio para puntualizar después unas declaraciones suyas de la víspera en las que afirmaba que ningún corredor se va de la ONCE al Banesto: «No se van, nos los roban. Aunque no sólo es robar a la ONCE sino también al Banesto».
Manolo Saiz mostró su enfado: «No estamos jugando con nuestro propio dinero sino con el de una empresa, pero en esto se han hecho multimillonarios algunos que a lo máximo que podían aspirar era a descargar sacos de patatas».
Saiz se quejó, además, del trato que recibe su equipo de los medios de comunicación: «Hemos ganado dos Vueltas seguidas y merecemos un respeto. Si dentro de poco desaparece un patrocinador tan importante como la ONCE, la culpa será en un 99% de la prensa».
En medio de la batalla está Aitor Garmendia. El ciclista de Itsasondo prefiere no confirmar su fichaje por el Banesto aunque los dos directores implicados lo dan como hecho. «La ONCE sí me ha hecho una oferta por tres años. Cuando termine la Vuelta estudiaré la situación. Lo bueno es que vengan ofertas», dijo.
